Hay un personaje en ese intento de medio que me odia y, cada vez que entra, borra todo mi historial y procede al bloqueo de mi IP. Si me odia, peor para él. Lo que no entiendo es por qué hay tanto malnacido por el mundo.
Por otro lado, va "sobrado" de idiota si se cree que bloqueándome la cuenta me va a impedir ejercer mi libertad de expresión como cualquier otro forista. Yo no he hecho nada malo para recibir trato discriminatorio semejante.
viernes, 23 de octubre de 2009
EL NEGRO YA NO SE HALLA
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Estimados lectores:
Es una lástima tener que comunicarles que el negro del banco de la boca del metro de Ángel Guimerá ya no se halla.
Es una pérdida irreparable, y desde aquí deseamos suerte a nuestro héroe amigo de la oenomancia, donde quiera que esté.
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Re: Calderón de la BarÇa
por Ave-Fénix-ED el 23 de Octubre, 2009 - 0:11 h.
Sr. Calderón:
Al principio el negro me daba asco, y trataba de evitarle incluso dando rodeos por otras rutas. Pero poco a poco me fui dando cuenta de que ese negro mantenía una eterna sonrisa ante la adversidad más trágica y demoledora, y entonces comprendí; ¡sí!, comprendí de pronto un día que ese hombre que hablaba unas palabras con algún invitado de banco casual era en realidad un héroe. En esa época ya había recopilado, con su ingenio y su industria, un buen montón de bártulos. Y con la llegada de las lluvias desapareció. Después descampó pero nada volví a saber de él. Pronto publicaré una foto del banco vacío en mi Blog, en su memoria.
Estimados lectores:
Es una lástima tener que comunicarles que el negro del banco de la boca del metro de Ángel Guimerá ya no se halla.
Es una pérdida irreparable, y desde aquí deseamos suerte a nuestro héroe amigo de la oenomancia, donde quiera que esté.
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Re: Calderón de la BarÇa
por Ave-Fénix-ED el 23 de Octubre, 2009 - 0:11 h.
Sr. Calderón:
Al principio el negro me daba asco, y trataba de evitarle incluso dando rodeos por otras rutas. Pero poco a poco me fui dando cuenta de que ese negro mantenía una eterna sonrisa ante la adversidad más trágica y demoledora, y entonces comprendí; ¡sí!, comprendí de pronto un día que ese hombre que hablaba unas palabras con algún invitado de banco casual era en realidad un héroe. En esa época ya había recopilado, con su ingenio y su industria, un buen montón de bártulos. Y con la llegada de las lluvias desapareció. Después descampó pero nada volví a saber de él. Pronto publicaré una foto del banco vacío en mi Blog, en su memoria.
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